Obama deporta refugiados
Donald Trump o Barack Obama, ¿a quién deben temer más los inmigrantes? La respuesta de Danny Katch puede choquear a los simpatizantes del Partido Demócrata.
CUANDO UNA ganga criminal asesinó a su hermano, Ana Lizet-Mejía decidió tomar a su hijo William, de nueve años, y escapar de Honduras hacia Estados Unidos.
Su miedo no fue una exageración. Honduras es uno de los países más violentos del mundo, con una tasa anual de homicidios de 90,4 personas por cada 100.000 habitantes. En Estados Unidos, esa tasa equivaldría a 300.000 víctimas cada año, 20 veces más que las cifras actuales.
Ana y William entraron a Estados Unidos en el verano del 2014, durante una época cruenta en Honduras, cuando en un plazo de 18 meses 409 infantes fueron asesinados en un país con una población mucho menor que la ciudad de Nueva York, de acuerdo al periódico New York Times.
Luego de ser detenidos por la Agencia Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), los dos fueron enviados a vivir con su tía Joanna, en Norcross, Georgia, mientras su caso fuese procesado.
La esperanza de Ana de encontrar refugio en EEUU para ella y su hijo fue truncada cuando hace unas semanas, a tempranas horas de la mañana del 2 de enero, agentes de ICE allanaron la casa de Joanna para arrestar y deportarlos a un país donde temen por sus vidas.
Joanna dijo a Los Angeles Times que Ana nunca faltó a citas en la corte, y siempre portó en el tobillo el monitor que le asignaron, pero los agentes de la migra llegaron a su puerta en un carro sin identificación, con la treta de que buscaban a un fugitivo afroamericano del que ellas no tenían idea.
Los agentes procedieron a revisar el apartamento, despertando a todos los infantes en el hogar hasta encontrar a Ana y William, dejando a los hijos de Joanna "temblando del miedo".
Ana-Lizet Mejía y su hijo son sólo dos de los 121 refugiados centroamericanos arrestados por funcionarios de ICE en sus redadas, en todo el país, durante solo el primer fin de semana de 2016, provocando olas de pánico y rumores en comunidades de inmigrantes. "Hemos recibido llamadas de todas partes del país", declaró Raúl Ochoa, de United We Dream (Juntos Soñamos), en una entrevista radial para el programa Movimientos Globales y Luchas Urbanas de la radio pública neoyorquina WBAI. "No sólo ICE toca puertas, sino también agentes de civil paran gente en la calle y en centros comerciales y les exigen identificación".
Las redadas son el comienzo de un plan de la administración Obama para acorralar y arrestar a cientos de familias refugiadas, un plan descorazonadamente anunciado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), el día antes de Navidad. "Como he dicho repetidamente, nuestras fronteras no están abiertas a la inmigración ilegal", declaró el líder de DHS Jeh Johnson, antes de las redadas. "Si entras ilegalmente, te enviaremos de vuelta, en congruencia con nuestras leyes y valores".
Poniendo de lado la pregunta de qué "valores" sostiene un gobierno que ha financiado escuadrones de la muerte y golpes de estado en Centroamérica, no sólo hace décadas sino ahora mismo, y ha luego dado la espalda y una patada a la gente que intenta huir de esa violencia, estas deportaciones atentan contra el derecho internacional, específicamente el Protocolo de la Convención Internacional sobre Refugiados, firmado y aceptado por EEUU. Es decir, las deportaciones nos están en congruencia con la ley.
CUANDO LOS presidentes republicanos cometen actos terribles, millones de personas que se identifican como liberales o progresistas toman conciencia y a menudo acciones en protesta. Cuando los presidentes demócratas hacen lo mismo, puede tomarle años a la base de apoyo de este partido darse cuenta del horrible precedente histórico que esto sienta.
Este fue el caso de Bill Clinton, en los años noventa, con sus leyes judiciales (que sentaron las bases para el encarcelamiento masivo), y la desregulación que promovió en materias financieras y de telecomunicaciones (sentando la base no sólo para la crisis y recesión que explotó en el 2008, sino también para el dominio de la desinformación que reina hoy en día sobre sus causas). Lo mismo con la decisión de Barack Obama, en el verano del 2014, de no continuar la longeva práctica de reconocer a quienes huyen de la violencia y la persecución en sus países de origen como refugiados.
Ese año, más de 50.000 infantes fueron detenidos mientras trataban de cruzar la frontera entre los EEUU y México, sin acompañantes adultos, escapando principalmente de Honduras, El Salvador y Guatemala. Muchos de ellos llegaron con el plan de entregarse a las autoridades.
"Recordemos que están buscando asilo", explicó la abogada de inmigración Barbara Hines a Democracy Now. "Ellos tienen derecho a buscar protección en nuestro país, y aplicar por ella. No pueden recibir protección de sus países de origen. Deben llegar y aparecerse en las fronteras de nuestro país para buscar protección bajo la Convención de Refugiados".
El dramático incremento en esta desesperada forma de migración, en retrospectiva, representó un presagio de la crisis de refugiados en Europa el año siguiente, similarmente enraizada en políticas de los poderes imperiales. Por décadas, América Central ha sido devastada como resultado directo de las políticas norteamericanas, tales como guerras sucias apoyadas por la CIA, tratados de "libre comercio" que han arruinado y desplazado a masas de campesinos, y más recientemente, el impacto de la "guerra contra las drogas" en México, que ha empujado a los carteles hacia países más al sur.
Como escribió Hannah Fleury en diciembre para Obrero Socialista:
Inicialmente, el presidente Obama habló de otorgar asistencia a los niños centroamericanos, pero su generosidad se disipó rápidamente, y prominentes demócratas tomaron la oportunidad de competir con los republicanos en mostrar su dureza en temas fronterizos. Obama pidió 3.7 mil millones de dólares al Congreso para manejar la "crisis". La petición quedó estancada cuando los republicanos se negaron a liberar los fondos hasta que la frontera fuera "asegurada".
Pero de hecho, la propuesta de Obama era mucho más dura que cómo fue descrita por la retórica republicana. Al menos un tercio de los fondos serían designados a Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para "asegurar" la frontera y acelerar el procesamiento de las deportaciones.
El mensaje de Obama a Centroamérica fue bien claro: "No manden a sus niños para acá. Si lo hacen, los mandaremos de vuelta".
"La administración Obama tomó la posición más extrema posible en relación a estas familias, de entre una cantidad de opciones sobre qué hacer con quienes buscan asilo", dijo la abogada Hines a Democracy Now.
Al abandonar normas internacionales sobre el trato a refugiados, establecidas tras la formación de la Organización de Naciones Unidas, Obama sentó un precedente para el miserable trato que reciben aquellos que escapan de la guerra civil en Siria y la violencia generalizada en el Medio Oriente, así como para la retórica xenofóbica de republicanos como Donald Trump, que usan a los inmigrantes como chivos expiatorios.
Tengamos en mente que el número de refugiados centroamericanos es mucho más pequeño que el de sirios e iraquíes. Alemania aceptó más de un millón de refugiados el año pasado. La idea de que EEUU, un país cuatro veces más grande, no puede proveer recursos para 50.000 niños que temen por sus vidas en el país que les vio nacer, es completamente absurda.
SI UNO de los candidatos republicanos hubiera sido el que alterara la política migratoria de EEUU, lo hubiera hecho con mucho más racismo y demagogia. Podemos imaginarnos a un Donald Trump o un Ted Cruz apareciéndose en la frontera estadounidense con México y trancando una enorme puerta ante las cámaras.
Pero los demócratas tienen que ser más sutiles para mantener su base de apoyo entre latinos y liberales. Obama no salió y anunció que negaría el estatus de refugiado a quienes claramente lo merecen. En vez, su administración declaró que debido a la "crisis" en la frontera, los refugiados serían sujetos a "remociones aceleradas", un proceso diseñado para priorizar resultados rápidos, generalmente detenciones y deportaciones, y ocultar los datos que forzarían las autoridades federales a otorgar asilos.
De acuerdo con la organización Human Rights Watch, la Patrulla Fronteriza sistemáticamente ignora peticiones de asilo, marcando a menos de 2 por ciento de los inmigrantes hondureños como teniendo un "miedo creíble" a violencia, en comparación con el 20 por ciento de inmigrantes no-centroamericanos cuyo temor es reconocido.
La gran mayoría de los hondureños fueron puestos en "procesos de remoción acelerada", donde 70 por ciento de los menores de edad no tuvieron abogados, como documentó un reporte de la Asociación Americana de Abogados (ABA, por sus siglas en inglés). "Sin consejo legal, traumatizados refugiados no pueden entender qué está pasando en el tribunal, y no pueden hacer que sus legítimas peticiones de asilo sean escuchadas", dice Cecilia Wang de la Unión Americana de Libertades Civiles.
De acuerdo a ABA, niños refugiados que lograron obtener representación legal tuvieron un 73 por ciento de chances de éxito en los tribunales, mientras que aquellos sin abogados lograron evitar su deportación en sólo 15 por ciento de los casos.
Muchos menores y adultos sin abogados ni siquiera lograron aparecer ante las cortes, a menudo porque no recibieron notificaciones. Las cortes migratorias enviaron avisos "tarde, a direcciones equivocadas, o no las enviaron", reportó Los Angeles Times. "En algunos casos, los niños fueron ordenados a aparecer en tribunales cerca de donde fueron detenidos, en vez de en donde estaban viviendo".
Estos errores por parte de la ICE no detuvieron al gobierno de ordenar la deportación de más de 7.000 niños y niñas que nunca tuvieron la oportunidad de presentar sus casos. "Lo que era una crisis fronteriza se ha convertido en una crisis legal del debido proceso," declaró al New York Times, Wendy Young, de la organización Kids in Need of Defense (Niños en necesidad de defensa).
En todo este tiempo, la administración Obama declaró haber ofrecido a los niños centroamericanos la alternativa de aplicar por estatus de refugiados en sus propios países, pero esto ha demostrado ser una cruel farsa. De acuerdo con la revista Mother Jones, 4.600 niños han aplicado a través del Programa de Refugio Condicional para Menores Centroamericanos, pero sóla 11 han sido aprobados.
Comparemos esto a las 83 personas que han sido asesinadas tras haber sido deportadas de vuelta a Honduras, El Salvador y Guatemala, de acuerdo al periódico inglés The Guardian.
CON SUS redadas de Año Nuevo, la administración Obama está demostrando que piensa llevar hasta su amargo final la histórica traición que le asentó a los refugiados y sus derechos.
"Condenamos al Partido Demócrata por su rol en esto", dijo Raúl Ochoa. "Esencialmente, están secuestrando niños en medio de la noche. Lo llamamos el Partido Deportador... lo que Donald Trump dice, Barack Obama lo hace".
De hecho, Trump sacó la misma conclusión, como obscenamente presumió en Twitter que ICE inició las redadas y deportaciones por la presión que él puso.
Entre los candidatos demócratas a la nominación presidencial de su partido, sólo Bernie Sanders y Martin O'Malley salieron públicamente en contra de las redadas. Pero la probable nominada del partido, Hillary Clinton, se limitó a mostrar "preocupación" en un comunicado neutral, antes de finalmente salir en contra de "redadas masivas" una semana más tarde.
Gustavo Torres, director ejecutivo de la organización CASA de Maryland, declaró a Politico que esto no era suficiente. "Creemos que la Secretaria Clinton debe hablar muy claramente sobre esto, y que si realmente quiere ser presidenta de EEUU, debe distinguirse más de los republicanos en este tema".
Pero así no es como la política en una oligarquía bipartidista funciona. Los siete años de la presidencia Obama han demostrado que a los demócratas no les importa distinguirse de los republicanos en el tema de las deportaciones porque los republicanos siempre pueden moverse más hacia la derecha racista, fortaleciendo el argumento de los demócratas de ser "el mal menor".
Obama ha deportado a más de 2 millones de personas, más que cualquier otro presidente en la historia, inspirando a activistas a llamarlo "el Deportador-en-Jefe". Pero lejos de ser un paso hacia la meta explícita del presidente de ganar a partidarios republicanos a un compromiso en un plan de "reforma migratoria comprensiva", su violenta campaña en la frontera sólo ha logrado mover el espectro político entero hacia la derecha, culminando en la infame declaración del puntero en las primarias republicanas, Donald Trump, en las que llamó a inmigrantes mexicanos "violadores".
A diferencia del racismo abierto de la derecha, Obama ha intentado ocultar la crueldad de su política de deportación masiva detrás de falsas distinciones entre inmigrantes "buenos" y "malos". Él insiste en que sus políticas migratorias apuntan contra "delincuentes y no familias, criminales y no niños".
Pero ahora, el Deportador-en-Jefe da la espalda a niños y familias huyendo de criminales en sus países, y conduce el Estado a violar el derecho internacional y los estándares básicos de decencia humana.
LOS ACTIVISTAS por los derechos de los inmigrantes no reciben esta escalada en las redadas con las manos abajo.
CASA de Maryland y otros grupos realizaron una protesta en Washington DC el 30 de diciembre, comenzando fuera de las oficinas del partido demócrata y marchando hasta la sede de ICE.
A nivel local, hay una rabia generalizada, pero también mucho miedo. Organizaciones que abogan por los inmigrantes están luchando por sacar al público información básica para que conozca sus derechos, y preparando a la gente para las redadas de ICE y para obtener representación legal. Muchos activistas están también contactando a iglesias y otros centros religiosos dispuestos a actuar como santuarios para quienes enfrentan las deportaciones, y organizando ICE Watch, patrullas inspiradas en Copwatch, grupos de activistas que han documentado hechos de brutalidad y acoso policial.
Estas son tareas vitales, pero necesitamos una respuesta más pública y contundente a través de protestas. En contraste a su última declaración sobre las redadas, Hillary Clinton posee una clara historia de apoyar las crueles e ilegales políticas de Obama hacia los refugiados centroamericanos. Aun así, ella ya está atrayendo el apoyo de líderes latinos del establecimiento.
"Los otros tipos nunca van a llegar a la presidencia, así que pueden decir lo que les dé la gana", dijo a Politico un líder nacional latino quien simpatiza con la candidatura de Clinton. "Ella sabe que como presidente debe hacer todo lo posible por controlar las fronteras, especialmente si quieres mantener viva la esperanza de eventualmente pasar una reforma migratoria integral... Pero ella tratará de encontrar un poco de luz con Obama".
Las protestas y la organización contra los asesinatos policiales de jóvenes negros y contra el racismo demuestran que sí hay una alternativa a la lógica de apoyar al "mal menor". Los levantamientos y las declaraciones de estos movimientos han forzado a los candidatos demócratas a adoptar una actitud diferente. Muchos activistas del movimiento Black Lives Matter (Las Vidas Negras Cuentan) están rechazando los consejos conciliatorios del tipo de "líderes" que dan citas anónimas a medios como Politico.
Bajo condiciones espeluznantes, el movimiento por la justicia y dignidad para los inmigrantes debe encontrar la fuerza para hacer lo mismo.
Traducido por Alejandro C.